En ocasiones las dudas invaden su inocente mente provocando que sus decididos pensamientos se distorsionen.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Mirarte a los ojos.

No sé hablar mirando a los ojos. Tengo manojos de extroversión, puedo hablar hasta por los codos, ser el mejor amigo de todos y no fijar mi atención en vuestra belleza.
Soy demasiado flojo, ¿tengo que hablar? no necesito entablar conversación. "Chica, tengo un amigo al que le molas mogollón y compartís canción favorita".


Quiero hablar para que te derritas con mis rayos de emoción pero soy demasiado flojo y mi alborozo cae un un pozo si no oigo afección mientras compongo ilusiones frente a esos ojos que no me atrevo a mirar por miedo a que me mientan..
Disimulo tan bien que nadie se da cuenta y grito, gesticulo, y aunque no me pega me hago el chulo aún con los ojos vendados estaría vendido..


Tengo un amigo argentino que cuando leo me recuerda que estoy jodido. Mis ojos caen al suelo tras un aplauso merecido; Chica quiero impresionarte de lejos porque frente a frente tendré miedo de tu mirada y conocerte, me aterrará hacer lo que más me apetece: Ser un niño con mirada de bandido por diversión.
Y quedarme en blanco, o en negro, quedarme quieto. Los ojos hablan más rápido que el corazón, ¡se adelantan a una boca que va a decir te quiero!


Pero yo no los miro porque el síndrome de Stendhal lo llevo fatal. Sabiendo todo esto, solo puedo proponerme sobreponerme a mi esclavitud mental. 
Dejar de posponerme mis días en el jardín de felicidad que puede ser esta ciudad dependiendo de cómo la mires. Y dejar de fingir seguridad para empezar a vivir con el miedo, que es un buen amigo que cada vez aguanto menos.


Soy de esa clase de hombres buenos que llevan mal que ser malo luzca tanto, y esa incoherencia que arrastramos nos la acabamos por tragar, lo mires como lo mires yo construyo mi hogar, y prefiero una casa pequeña a un palacio impersonal.
Que es más bonito este juego de miradas con la cámara que despotricar, ¡Oigo tan pocos poemas felices...pero hoy tenemos narices rojas y sonrisas que regalar! ¿Cómo están ustedes? ¡¡Bieeeen!!


Tenemos miradas que nos incitan a amar, tenemos chistes malos que contar, tenemos intrigas divertidas que revelar, tenemos inocencia suficiente para iluminar cualquier estrella, inocencia para eliminar cualquier atisbo de culpabilidad.



¡Joder, chica! Tenemos de todo y no nos hace falta de nada.

(N. A.)

lunes, 21 de noviembre de 2011

Y el jardín parece tan agradable así de verde..


Pero yo prefiero verlo en esos días en que la niebla baja tan despacito que nadie la oye y se posa en todo, y todo se lo traga para pintarlo de rocío cristalino. Así vienen los sueños. Parece que me visitaran y emergieran sin darme cuenta. Y, cuando apenas pienso en nada, estoy metida en uno de ellos. No sé. A veces tengo sueños que me gustan y que quisiera seguir soñando para siempre..

martes, 15 de noviembre de 2011

¿Lo más bonito del mundo?

-¿Sabes qué es lo más bonito del mundo? _ Preguntó Alejandra con la mirada clavada en la flor rosa pálido de su anillo.
+No, dime.
-Compartir el paraguas con alguien.

Óscar se limitó a acercarle la taza. Aquellas cursilerías le sacaban de sus casillas y prefería dejar que en este tipo de conversaciones, fuera ella la única que tomara la palabra.

-¿No te lo parece a ti? _ Insistió.
+Acábate el capuchino, anda.

La cafetería estaba abarrotada y resultaba imposible centrar la atención en nada que no fuese el bullicio que les rodeaba.
Pero Alejandra permanecía serena, tranquila, como si fuera la única persona sentada en aquel lugar. Levantó sus verdes ojos y atrapó con ellos al chico moreno que la miraba desde el otro lado de la mesa.

-Mañana me voy.
+Ya, ya lo sé. _ Se lamentó.
-¿Crees que se estrellará el avión en el que vaya? ¿Crees que quizás nos topemos con algún pájaro con el corazón roto que se suicide golpeándose con uno de los motores?
+¿Qué tonterías estas diciendo Alex? No va a suceder nada así. Menuda imaginación...

Óscar se estaba poniendo nervioso. Era el último día que iban a pasar juntos y aún así ella tenía que ahogarlo con sus estupideces. Tamborileó sobre la mesa con los dedos, se balanceó sobre la silla un par de veces y Alejandra volvió a bajar la mirada para centrarse en su taza.

-Está frío...
+No me extraña. _ Dejó unas cuantas monedas sobre la mesa y la apremió levantándola del brazo. _ Anda, vámonos.

Cuando salieron a la calle se había puesto a llover. La densa cortina de agua cubría cuanto podían ver y nadie pudo resguardarse a tiempo antes de que el aguacero les sorprendiera. Alex miró con ternura la lluvia, como si fuera parte de ella. Él la rodeo con el brazo, y en aquel momento sintió cuánto iba a echarla de menos.

-¿Sabes que es lo más bonito del mundo...? _ Repitió casi en un susurro.
+Sí, Alejandra, claro que lo sé... _ Se aventuraron bajo la lluvia y él tendió su mano para que le acompañase. _ Saber que contigo los momentos más bonitos del mundo siguen siéndolo aunque no tengamos paraguas.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Sólo hacen todo, lo mejor que pueden.

"Uff, todavía miércoles" 
Tiró el pequeño vasito de papel que hacía dos minutos contenía aquel olor a café, si es que se le podía llamar así, que por unos instantes le hacía evadirse del recargado ambiente con esencia a desinfectante. Abrochó la bata, puso un par de bolígrafos en el bolsillo del pecho y se echó el estetoscopio al cuello. Las 8:30. Era una mañana agitada. 
Un señor entrado en edad, que andaría cerca de los 80 años, llegó al hospital para que le quitasen los puntos de un pequeño corte en la mano izquierda. Llegó un tanto nervioso. Al parecer estaba algo apurado de tiempo, comentó que tenía una cita a las 9:00. La doctora López comprobó sus señales vitales y le pidió que tomase asiento, sabiendo que quizás pasaría más de una hora antes de que alguien pudiera atenderlo. Lo vio mirando continuamente su reloj y decidió, que ya que no estaba ocupada con otro paciente, podría examinar su herida.
Durante el examen, comprobó que estaba totalmente curado por lo que le pidió a uno de los enfermeros algunos elementos para quitarle las suturas y curar su herida.


-¿Tiene alguna cita con otro médico? - le preguntó Isabel al ver a aquel señor mayor tan preocupado por la hora.
-No doctora, pero tengo que ir al geriátrico para desayunar con mi esposa. - dijo sonriendo.
-¿Y cómo se encuentra su mujer?
-Bueno...hace tiempo que está allí. Tiene Alzheimer. 
-¡Vaya! - exclamó en un tono compasivo. -¿Se enfadará si llega un poco tarde?


El hombre, cuya piel reflejaba el paso de los años, le contó que hacía tiempo que ella no sabía quién le visitaba. Hacía cinco años que su compañera no podía reconocerlo.
Isabel se sorprendió.


-¿Y usted sigue yendo cada mañana, aun sabiendo que ella no le reconocerá?
El anciano sonrió y acarició la mano que le había quitado los hilos a su herida. -Ella no sabe quién soy yo, pero yo aun sé quién es ella.


Bajo la bata, sintió como se erizaba la piel a la vez que se formaba un nudo en la garganta que intentaba disolver para que no brotasen lágrimas mientras el señor se levantaba de la camilla, cogía su chaqueta marrón y caminaba decidido hacia la salida. "Ese es el tipo de amor que quiero en mi vida".



El amor verdadero no es físico, ni romántico. El amor verdadero es la aceptación de todo que es, ha sido y será o no. La gente más feliz, necesariamente, no tiene lo mejor de todo; ellos sólo hacen todo, lo mejor que pueden.
La vida no se trata de esperar a que pase la tormenta, sino saber bailar bajo la lluvia.