En ocasiones las dudas invaden su inocente mente provocando que sus decididos pensamientos se distorsionen.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Un beso en el portal de madrugada

Último paseo del año por aquí. Una ciudad que se muere de frío vestida de navidad. La gente sonríe mucho. Intercambian bromas y deseos mientras se hacen fotos con los adornos de la Plaza Mayor. Las luces se reflejan en sus pupilas y no importa no llegar a fin de mes. Incluso aquel que no es feliz, aparca sus desilusiones para fingir serlo. Es navidad. Cuando la ciudad se enfría es más hermosa. Llega el invierno y las chicas de rizos se ponen románticas, enloquecen un sábado noche con su canción favorita y unas cuantas copas de ron. Es la navidad, una mirada acompañada de mariposas en el estómago y ese escalofrío por la columna vertebral. Una cara conocida entre la multitud y la calle se evapora a sus pies. Una sonrisa nerviosa. Un cigarrillo de liar que se queda por la mitad.
Cuantas veces habré dicho que no se trata de ligarte al chico guapo, sino al que te hace temblar las rodillas. Un paseo que termina, un roce que estimula tus sentidos. Un ataque de risa incontrolado. Me gusta esa sonrisa. Dicen que el chocolate produce endorfínas acompañado de un helado en diciembre. Frío y calor a partes iguales.

¡Espera! ¿Te estás enamorando?

jueves, 1 de diciembre de 2011

¿Hay algo que se pueda hacer aquí?

Dos y dos son cuatro, aquí el gato es el malo y persigue al ratón, prohibida la venta de alcohol y tabaco a menores de dieciocho, a las tres en casa, hay que lavarse las manos antes de comer, los domingos se va a misa, hay que respetar los pasos de peatón, hay que tirar los papeles a la papelera, no se puede poner música demasiado alta, no se pueden herir los sentimientos de los demás, hay que saber jugar limpio, hay que saber perder.
A los mayores no se les contesta, apaga el móvil y deja el Internet. No hay que enseñar mucho escote ni ligar mucho porque te pueden confundir. Limpiar tu habitación es algo obligatorio, estudiar mucho para después trabajar...

domingo, 27 de noviembre de 2011

Mirarte a los ojos.

No sé hablar mirando a los ojos. Tengo manojos de extroversión, puedo hablar hasta por los codos, ser el mejor amigo de todos y no fijar mi atención en vuestra belleza.
Soy demasiado flojo, ¿tengo que hablar? no necesito entablar conversación. "Chica, tengo un amigo al que le molas mogollón y compartís canción favorita".


Quiero hablar para que te derritas con mis rayos de emoción pero soy demasiado flojo y mi alborozo cae un un pozo si no oigo afección mientras compongo ilusiones frente a esos ojos que no me atrevo a mirar por miedo a que me mientan..
Disimulo tan bien que nadie se da cuenta y grito, gesticulo, y aunque no me pega me hago el chulo aún con los ojos vendados estaría vendido..


Tengo un amigo argentino que cuando leo me recuerda que estoy jodido. Mis ojos caen al suelo tras un aplauso merecido; Chica quiero impresionarte de lejos porque frente a frente tendré miedo de tu mirada y conocerte, me aterrará hacer lo que más me apetece: Ser un niño con mirada de bandido por diversión.
Y quedarme en blanco, o en negro, quedarme quieto. Los ojos hablan más rápido que el corazón, ¡se adelantan a una boca que va a decir te quiero!


Pero yo no los miro porque el síndrome de Stendhal lo llevo fatal. Sabiendo todo esto, solo puedo proponerme sobreponerme a mi esclavitud mental. 
Dejar de posponerme mis días en el jardín de felicidad que puede ser esta ciudad dependiendo de cómo la mires. Y dejar de fingir seguridad para empezar a vivir con el miedo, que es un buen amigo que cada vez aguanto menos.


Soy de esa clase de hombres buenos que llevan mal que ser malo luzca tanto, y esa incoherencia que arrastramos nos la acabamos por tragar, lo mires como lo mires yo construyo mi hogar, y prefiero una casa pequeña a un palacio impersonal.
Que es más bonito este juego de miradas con la cámara que despotricar, ¡Oigo tan pocos poemas felices...pero hoy tenemos narices rojas y sonrisas que regalar! ¿Cómo están ustedes? ¡¡Bieeeen!!


Tenemos miradas que nos incitan a amar, tenemos chistes malos que contar, tenemos intrigas divertidas que revelar, tenemos inocencia suficiente para iluminar cualquier estrella, inocencia para eliminar cualquier atisbo de culpabilidad.



¡Joder, chica! Tenemos de todo y no nos hace falta de nada.

(N. A.)

lunes, 21 de noviembre de 2011

Y el jardín parece tan agradable así de verde..


Pero yo prefiero verlo en esos días en que la niebla baja tan despacito que nadie la oye y se posa en todo, y todo se lo traga para pintarlo de rocío cristalino. Así vienen los sueños. Parece que me visitaran y emergieran sin darme cuenta. Y, cuando apenas pienso en nada, estoy metida en uno de ellos. No sé. A veces tengo sueños que me gustan y que quisiera seguir soñando para siempre..

martes, 15 de noviembre de 2011

¿Lo más bonito del mundo?

-¿Sabes qué es lo más bonito del mundo? _ Preguntó Alejandra con la mirada clavada en la flor rosa pálido de su anillo.
+No, dime.
-Compartir el paraguas con alguien.

Óscar se limitó a acercarle la taza. Aquellas cursilerías le sacaban de sus casillas y prefería dejar que en este tipo de conversaciones, fuera ella la única que tomara la palabra.

-¿No te lo parece a ti? _ Insistió.
+Acábate el capuchino, anda.

La cafetería estaba abarrotada y resultaba imposible centrar la atención en nada que no fuese el bullicio que les rodeaba.
Pero Alejandra permanecía serena, tranquila, como si fuera la única persona sentada en aquel lugar. Levantó sus verdes ojos y atrapó con ellos al chico moreno que la miraba desde el otro lado de la mesa.

-Mañana me voy.
+Ya, ya lo sé. _ Se lamentó.
-¿Crees que se estrellará el avión en el que vaya? ¿Crees que quizás nos topemos con algún pájaro con el corazón roto que se suicide golpeándose con uno de los motores?
+¿Qué tonterías estas diciendo Alex? No va a suceder nada así. Menuda imaginación...

Óscar se estaba poniendo nervioso. Era el último día que iban a pasar juntos y aún así ella tenía que ahogarlo con sus estupideces. Tamborileó sobre la mesa con los dedos, se balanceó sobre la silla un par de veces y Alejandra volvió a bajar la mirada para centrarse en su taza.

-Está frío...
+No me extraña. _ Dejó unas cuantas monedas sobre la mesa y la apremió levantándola del brazo. _ Anda, vámonos.

Cuando salieron a la calle se había puesto a llover. La densa cortina de agua cubría cuanto podían ver y nadie pudo resguardarse a tiempo antes de que el aguacero les sorprendiera. Alex miró con ternura la lluvia, como si fuera parte de ella. Él la rodeo con el brazo, y en aquel momento sintió cuánto iba a echarla de menos.

-¿Sabes que es lo más bonito del mundo...? _ Repitió casi en un susurro.
+Sí, Alejandra, claro que lo sé... _ Se aventuraron bajo la lluvia y él tendió su mano para que le acompañase. _ Saber que contigo los momentos más bonitos del mundo siguen siéndolo aunque no tengamos paraguas.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Sólo hacen todo, lo mejor que pueden.

"Uff, todavía miércoles" 
Tiró el pequeño vasito de papel que hacía dos minutos contenía aquel olor a café, si es que se le podía llamar así, que por unos instantes le hacía evadirse del recargado ambiente con esencia a desinfectante. Abrochó la bata, puso un par de bolígrafos en el bolsillo del pecho y se echó el estetoscopio al cuello. Las 8:30. Era una mañana agitada. 
Un señor entrado en edad, que andaría cerca de los 80 años, llegó al hospital para que le quitasen los puntos de un pequeño corte en la mano izquierda. Llegó un tanto nervioso. Al parecer estaba algo apurado de tiempo, comentó que tenía una cita a las 9:00. La doctora López comprobó sus señales vitales y le pidió que tomase asiento, sabiendo que quizás pasaría más de una hora antes de que alguien pudiera atenderlo. Lo vio mirando continuamente su reloj y decidió, que ya que no estaba ocupada con otro paciente, podría examinar su herida.
Durante el examen, comprobó que estaba totalmente curado por lo que le pidió a uno de los enfermeros algunos elementos para quitarle las suturas y curar su herida.


-¿Tiene alguna cita con otro médico? - le preguntó Isabel al ver a aquel señor mayor tan preocupado por la hora.
-No doctora, pero tengo que ir al geriátrico para desayunar con mi esposa. - dijo sonriendo.
-¿Y cómo se encuentra su mujer?
-Bueno...hace tiempo que está allí. Tiene Alzheimer. 
-¡Vaya! - exclamó en un tono compasivo. -¿Se enfadará si llega un poco tarde?


El hombre, cuya piel reflejaba el paso de los años, le contó que hacía tiempo que ella no sabía quién le visitaba. Hacía cinco años que su compañera no podía reconocerlo.
Isabel se sorprendió.


-¿Y usted sigue yendo cada mañana, aun sabiendo que ella no le reconocerá?
El anciano sonrió y acarició la mano que le había quitado los hilos a su herida. -Ella no sabe quién soy yo, pero yo aun sé quién es ella.


Bajo la bata, sintió como se erizaba la piel a la vez que se formaba un nudo en la garganta que intentaba disolver para que no brotasen lágrimas mientras el señor se levantaba de la camilla, cogía su chaqueta marrón y caminaba decidido hacia la salida. "Ese es el tipo de amor que quiero en mi vida".



El amor verdadero no es físico, ni romántico. El amor verdadero es la aceptación de todo que es, ha sido y será o no. La gente más feliz, necesariamente, no tiene lo mejor de todo; ellos sólo hacen todo, lo mejor que pueden.
La vida no se trata de esperar a que pase la tormenta, sino saber bailar bajo la lluvia.


domingo, 16 de octubre de 2011

Little Diana

- ¿No crees que hace demasiado frío? - vocalizaron sus labios morados.

Yo iba a decir, que claro que no, pero pensé que le molestaría. También pensé en todos los kilómetros que nos tocaba aguantar todavía. Berlín era fría, muy fría, pero era una ciudad, con sus farolas cada veinte metros, con las cafeterías humeantes a cada paso, con el motor de miles de coches rugiendo en la avenida. Noté como ella se amarraba a mi costado con fuerza y sonreí.

- Tenemos que seguir caminando. - dije.

Durante un buen rato ninguna de las dos se atrevió a decir nada. Anochecía de una forma imparable: al minuto diez el cielo era violeta, al minuto once se había vuelto añil, en el doce la negrura amenazaba con cubrir las estrellas.
Pasada la hora y alejadas del barullo céntrico de la capital alemana, me detuve. Se trataba de un recinto privado. Un gran jardín precedía a un edificio mayor. El resto de la calle se componía de fincas corrientes y un parking público. Ella me miró con los ojos inundados en preguntas. No le di explicaciones. La cojí de la mano y entramos en el hospital. Notaba como poco a poco sus pasos se volvían lentos y dubitativos.

- Espera. - dijo deteniéndose.

Un celador nos miraba desde la entrada. El olor a desinfectante ya empapaba nuestra ropa y cabello. Ella tenía la misma expresión que un corderillo asustado. Le acaricié de nuevo.

- Cariño, tienes que entrar ahí.
- Pero... no me ocurre nada, mamá.

Hice presente mi fuerza en su brazo al mismo tiempo que sostenía una sonrisa tratando de hacerle entender mi preocupación. Sus ojos bailaban de izquierda a derecha mientras su respiración se agitaba. Pasé mi mano por su cintura y empezamos a caminar hasta la sala de espera. Cada segundo allí, cada pequeño paso en ese pasillo tan blanco y tan limpio, era una carga para ella. Y para mí. Entendía lo que su cabeza pensaba, lo que su corazón pedía. Pero esta vez yo era la madre. Cuando una enfermera preguntó el motivo de la visita, ella se desmayó. Me apenaba tener que internar a mi hija por el mismo motivo que mi madre me había internado a mí décadas atrás. Pero aquella ciudad era demasiado bella para perderse la vida de una joven que ni siquiera había comenzado a apreciar el frío de Berlín.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Por un momento.


Hay algo en tí, en mí, en todos que me hace dudar de que realmente existamos. Es esa inercia hacia el futuro, hacia el bienestar y la felicidad común, ¿dónde ha uqedado la magia y las aventuras? ¿Es que nadie elige vivir con emociones extremas? ¿Y los héroes? Yo no soy una heroína ni tampoco una aventurera, claro. Pero mi inercia está ahí, hace que me quede en casa a dormir porque mi cuerpo está cansado. Hace que trabaje para ganar dinero que me proporcionará recursos con los que vivir bien. ¿Y qué es vivir bien? ¿Tener una casa? ¿Hacer un viaje de vez en cuando? Mirate por un instante en el espejo y pregúntate qué ha sido de aquellos sueños de ser princesa, Indiana Jones, mago. ¿Dondé has dejado la emoción de vivir en un cuento de hadas, aunque eso signifique luchar contra dragones y estar prisionera en una mazmorra por un tiempo?

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Ahora, siemplemente duermo para soñar.

[..] Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidió triunfar. Decidió no esperar a las oportunidades sino ella misma buscarlas, decidió ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución. Decidió ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis. Decidió ver cada noche como un misterio a resolver, decidió ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.

Aquel día descubrió que su único rival no eran más que sus propias debilidades. Aquel día dejó de temer al perder y empezó a temer a no ganar, descubrió que ella no era la mejor y que quizás nunca lo fue. Le dejó de importar quién ganara o perdiera; ahora le importaba, simplemente, conocerse mejor que ayer.

Aprendió que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir. Aprendió que el mejor triunfo que un hombre puede conseguir, es tener el derecho de llamar a alguien "AMIGO".

Descubrió que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, el amor es una filosofía de vida. Aquel día dejó de ser un reflejo de sus escasos triunfos pasados y empezó a ser su propia tenue luz de este presente; aprendió que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás. [..]

Aquel día decidí cambiar tantas cosas... Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad. Desde aquel día ya no duermo para descansar...

viernes, 9 de septiembre de 2011

No era la primera vez que lo hacía.

Eran en punto y llegaba temprano. No importaba si el calor le hacía padecer, si los nervios le comían las tripas y devoraban sus pobres labios. Siempre le tocaba esperar porque su necesidad iba cada vez en mayor aumento.
El sol le cegaba. Se sentía muy estúpida apoyada sobre la pared esperando que ocurriera la casualidad de su vida. Y quizá por el hecho de estar forzándola, nunca ocurría.
Sacó un cigarrillo y fumó con ansia. Quería revivir su juventud con vestido de lunares y chaqueta de cuero. Quería acordarse de aquel beso ahumado que una vez le dio ahí mismo, contra esa pared. Y para qué engañarnos, quería verle de nuevo.
Tenía el corazón en un puño y luchaba por mantener quieto el tiempo que había malgastado amargándose por ello. No quería llorar.
La gente se congregaba a su lado. Ya no estaba sola y eso le inquietaba y entristecía al mismo tiempo. Le hacía recordar que aquello no iba a ser una cita y que probablemente no tendría buen final. Pero quién sabe, una se cansa de pensar “y si…” y nunca llegar a intentarlo.
Las cinco y el maldito timbre sin sonar. Estaba harta y ahora ya no se sentía estúpida, era todavía peor. Tenía diez letras escritas en la frente: g-i-l-i-p-o-l-l-a-s.
¿Qué iba a hacer? ¿Fingir que iba a recoger a su inexistente hijo? ¿Qué sólo estaba matando el tiempo? Sacó las gafas y se ocultó tras ellas, esperando ser invisible para todo el mundo.
Una bandada de críos salía corriendo y todos esos padres y madres que esperaban corrieron con los brazos extendidos para recibirles. Algunos llevaban bocadillos en la mano y otras aprovechaban para darle una vuelta al perro.
Entre todos ellos, un hombre desgarbado. Barba de tres días y camisa por fuera. Cómo no reconocerle, si aún habiendo pasado cuarenta años seguía con el espíritu rock que un día la había arrollado hasta su cama.
Una pecosa saludaba con énfasis a su padre. Él la cogía en brazos y ambos reían alguna anécdota de la pequeña en clase.
En uno de sus bailes, él la miró por unos instantes. Ella sacó las manos de sus bolsillos para guardarlas de nuevo tras comprobar que estaba sufriendo un ataque de nervios. Se dispuso a dar un paso hacia él pero un coche frenó delante de ellos y una mujer de gabardina y pendientes de perla los saludó. Entraron en el coche y tras un beso cariñoso, se fueron.
Sin aliento.
Era una batalla perdida intentar destrozar una familia feliz. Borbotones chorrearon por sus ojos y se largó de allí. Nunca se había sentido tan mal. O quizá sí, ¿recuerdan la primera frase? No era la primera vez que lo intentaba. 
- ¡Tonta de mí!

domingo, 4 de septiembre de 2011

Julio de 1973

La guitarra sonaba desde la habitación del al lado. Lo sabía porque las notas más rebeldes abandonaron el compás para atravesar el tabique y despertarme. Un vacío me recorrió el cuerpo al acordarme de Suecia y sus montañas. Era la misma melodía con la que solía despertarme en el mes de julio de 1973, cuando todavía tenía cuerpo y mente para sonreír a cada momento. Cuando los vestidos crecían en el armario y había tostadas para desayunar.
Esa mañana la guitarra sonaba distinta pero conocía la intención de cada octava. Sabía que los do tenían ganas de juerga y que los fa no me dejarían irme tranquila. No me resistí a pegar la oreja al papel pintado y cerrar los ojos. Volví en el tiempo con el sol y las casas de tejados puntiagudos. Los pájaros negros y el prado verde. Las nubes que a menudo pasaban a saludar.
Me recorría por el cuerpo el tiempo, con las horas atascando el esófago y los minutos pitando en el esternón. Y segundo tras segundo me di cuenta de que el infinito era cierto y yo seguía en Suecia, parada junto a la ventana esperando un futuro que nunca alcanzaría.
La guitarra paró y no hubo tostadas en el desayuno, pero el zumo de pomelo, las tortas y Berlín no impidieron que me vistiera blanco y sonriera de nuevo, como solía hacer en aquel mes de julio de 1973.

sábado, 27 de agosto de 2011

Super Héroes

- ¿Y tu otro nombre? Tenías dos.
+ No te lo puedo decir, es mi personalidad secreta, no puede saberlo nadie.

- ¿Cómo Super-Man? ¿Eres un Super Héroe?
+ Parecido...Super heroína. Es muy peligroso, en serio, nadie puede saberlo porque nos harían daño, a ti también. En realidad te estoy protegiendo, es mi trabajo.

- ¿Y te cambias en las cabinas como Super-Man?
+ A veces.

- Entonces...¿Tienes super poderes? ¿Puedes volar?
+ Mejor. Hago volar.

jueves, 25 de agosto de 2011

¿Olvidados o simplemente...? (2)


Por suerte, sus fotografías de Londres le abrieron varias puertas y pudo colocarse en una agencia de modelos. Estaba orgullosa de haber fotografiado a Michelle Jenner para la nueva colección de una marca de zapatos, ya que fue por lo que le habían propuesto asistir a una convención de fotógrafos en Ibiza.
Aparentemente su vida no podía ir mejor. Pero las palabras de Carmen resonaban una y otra vez en su cabeza.
Noa se la encontró en La Gran Vía. Iba con sus amigas de camino a la nueva discoteca cuando un grupo chicos empezaron a molestarla.Cuando empezaron a golpearla, Noa decidió acudir en su ayuda sin pensárselo dos veces, dejando atrás a las que fueron sus amigas, pues estas eran demasiado orgullosas y la excluyeron por rebajarse a la altura de una pobretona sucia.
Cuando el grupo de niños, del cual ninguno sobrepasaría los diecisiete años se marchó, Carmen pudo agradecer, con cierta dificultad, la ayuda a la chica. Las dos empezaron a hablar cuando la mujer de ropas agujereadas confesó a Noa que no quería seguir viviendo. Carmen le contó toda su historia. La historia en la cual escapó de su familia, mató a su marido, abandonó a su hijo y perdió la alegría de vivir.

Noa se quedó sin palabras, incluso unos segundos sin aliento. Intentaba buscar unas palabras de ánimo, o al menos la reacción de su brazo para darle la mano y apretársela con fuerza a aquella mujer para que sintiera un gesto de cariño. Finalmente Noa consiguió articular palabras y contó que ella también se alejó de su familia pero al menos era feliz.

“Tal vez en el dinero encuentres un poco de felicidad, en las amistades encuentres alegrí­as, en las medicinas la cura para tu enfermedad, pero el amor y la paz solo lo encontraras en tu familia. Ella es el regalo más valioso y hermoso que puedes llegar a poseer, no la rompas ni la olvides”.
Carmen lo consiguió, hizo que en la memoria de Noa renacieran todos los buenos momentos que pasó junto a su familia y se dio cuenta de que, en el fondo, sus padres siempre hicieron todo lo posible para que fuese feliz, para que no le faltase de nada mientras que ella no daba signos de cariño ni palabras de agradecimiento.

El sol empezó a colarse a través de las cortinas para iluminar de un tono anaranjado todo el salón. Miró por la ventana, dos pequeños pajarillos estaban posados en la maceta de las petunias. Estaba decidido. Cerró el cuaderno y se levantó decidida hacia el teléfono.
Puso la mano sobre él. Respiró hondo.
-¿Sí dígame?
-Hola mamá, soy Noa...

La cartera, el móvil y la sudadera roja. Un nuevo mensaje en la bandeja de entrada. Estaba a punto de salir pero lo abrió:

“Ya me lo a contado todo mamá, estoy deseando verte. Papá y Eric se enfadaron mucho cuando te fuiste, pero yo se que te echan mucho de menos. Se llevarán una gran sorpresa cuando te vean y seguro que te abrazaran muy muy fuerte. ¿Sabes qué? Todas las noches recé para que estuvieras bien y fueses feliz, cuando llegues yo también lo seré porque mi gran hermana estará de nuevo en casa y así podrás ayudarme a ganar un partido de baloncesto a Eric. Te he echado mucho de menos, espero que volvamos a ser una buena familia de nuevo. Por cierto la abuela ya te está haciendo una chaqueta de ganchillo para cuando vuelvas aunque no creo que vallas a pasar mucho frío aquí. Nos vemos pronto. Te Quiere, Clara”

Era de su preciosa hermana pequeña. Sonrió y no pudo contener esa lágrima de alegría que recorrió su rosada mejilla. Noa cerró el portátil, cogió el bolso y se dirigió a la estación de tren.
-Un billete para Badajoz por favor.

domingo, 21 de agosto de 2011

¿Olvidados o simplemente...? (1)

Se apoyó sobre la puerta para cerrarla. Las llaves y el bolso cayeron sobre el pequeño recibidor a la vez que se quitaba los tacones para sentir el placentero frío del mármol. Por fin estaba en casa. Empezó a desabrocharse los botones del abrigo rojo para lanzarlo después sobre el sofá y dejar, de nuevo al descubierto, el bonito vestido negro de lentejuelas que había estrenado la noche anterior.
Caminó sigilosamente hacia la cocina para prepararse un chocolate calentito. De camino a su cuarto iba quitándose todas las orquillas que formaban parte del trabajado peinado de fiesta. Entró por la única puerta del pequeño apartamento. Un gran gorila blanco de peluche la esperaba sentado en la cama, sobre la colcha blanca de lunares de todos los tamaños y colores. Se dejó caer sobre la alfombra de pelo para después sacar de debajo de la cama una caja de zapatos, esa caja que había abandonado hacia ya tiempo. Colocó la caja sobre sus delgadas piernas, la abrió y sacó de ella un pequeño cuaderno decorado con pegatinas…
Sonó el timbre del microondas. Se puso los calcetines de rayas azules, cogió un bolígrafo, el cuaderno y se dirigió a la cocina. Allí le esperaba su taza de Londres rebosante de chocolate. La cogió y se sentó en el rellano de la ventana. Los neones y las farolas de la calle aun desprendían algo de luz mientras el sol empezaba a colarse entre los edificios. Había sido una noche lluviosa por lo que el arco iris no tardaría mucho en aparecer por el horizonte.
Agarró la taza con dos manos. Sopló. Dio un trago, otro y dejo la taza en el suelo.
Un lazo, una tarta de cumpleaños, un gato anaranjado…todas las pegatinas que un día formaron parte de sus historias para recordar todavía seguían allí. No había vuelto a escribir nada desde que Lucas le regalo aquella bonita flor amarilla cuando tenían 12 años. A partir de entonces, Noa se creía demasiado mayor como para seguir escribiendo sus historias en un viejo cuaderno, y hasta la fecha, sus grandes historias no merecían se encerradas en hojas de papel pudiendo compartirlas en los blogs de todas la redes sociales a las que pertenecía. Hasta la noche anterior.
Hacia cinco años que se había mudado a Barcelona para continuar sus estudios de fotografía y diseño. Dejó todo atrás. Estaba cansada de que no valoraran su trabajo, de que sus padres no le dieran dinero para sus caprichos. De no poder vivir su vida sin horarios. Pero ahora lo tenía todo. ¿Todo?


viernes, 5 de agosto de 2011

Lo poco que sé.


Lo poco que sé de la vida está en los libros que nunca leo. Lo poco que sé de la vida se cuenta tomando un café, se entiende tomando una copa y se olvida tomando dos.
Empiezo por lo que sé con toda seguridad. Sé que, con suerte,
te vas a morir solo una vez...Olvídate de la mentira esa de ser feliz, ya te puedes dar con un canto en los dientes si llegas a ser el único dueño de tus propias expectativas.
Entre lo poco que sé de la vida, también te diré que nada de todo esto vale la pena sin alguien que te haga ser incoherente. Ni flores, ni velas, ni luz de luna. Ése es el verdadero romanticismo. Alguien que llegue, te empuje a hacer cosas de las que jamás te creíste capaz y que arrase de un plumazo con tus principios, tus valores, tus yo nunca, tus yo qué va.
Ojalá ames mucho, y muy bueno, incluso a riesgo de ser correspondido. Que desees y seas deseado, y que acabes descubriendo que la única forma de recobrar el primer amor, que es el propio, es en brazos ajenos.
Para terminar, déjame que te presente a tu mejor enemigo. Se llama miedo. Quédate con su cara, porque va a estar jodiéndote de ahora en adelante. Miedo al fracaso. Miedo al qué dirán. Miedo a perder lo que tienes. Miedo a conseguirlo. Miedo a saber poco de la vida. Miedo a tener razón. Miedo a saber de que va todo esto.

martes, 2 de agosto de 2011

Palabras calladas.


-¡Hace 9 años!
-¿Y nunca te lo dijo?
-¿¡Por qué lo lleva encima!? ¡Es de hace 9 años!
-Con lo listo que eres para algunas cosas...¡Pues para enseñártelo! , para mostrarte que tú había llegado donde el nunca pudo llegar. ¿Y no decías que nunca estuvo orgulloso de ti? Pues ahí lo tienes, vino a decírselo a su hijo, el que llegó más lejos que él.


-¿Y por qué nunca me lo dijo?
-Porque los humanos somos tontos y nunca decimos las cosas cuando las tenemos que decir y luego nos morimos y ahí quedan...sin decir.

lunes, 1 de agosto de 2011

En noches como estas..

..en mi cama todo está en silencio y se me ocurren mil cosas que hacer. Imagínate ir por la noche a la playa sola o en compañía, donde lo único que se viese fuera las estrellas del cielo, el reflejo emitido por ellas y una luna llena. Me sentaría en la arena o me tumbaría, como estuviese mas cómoda, sentiría la arena en mis pies. Cogería un montón y la dejaría escaparse entre mis dedos mientras noto pasar los fríos granos. Agudizaría el oído y cerraría los ojos. No habría nadie que interrumpiese tal melodía.
También me gustaría tumbarme en mi cama y leer un libro tras otro cuando solo se escucha mi respiración y las hojas al pasar. No se oiría a nadie, todos dormirían y aprovecharía para tomarme un baño relajante. Llenaría la bañera de agua caliente con delicadeza, me metería dentro y después introduciría una bola de baño para que tintara el agua de diversos colores y me ayudaran a encontrarme a solas con mis pensamientos.. le daria muchas vueltas a las cosas detenidamente a lo que e perdido a lo que he ganado.. y saldría del baño lista para adentarme en un profundo sueño del que no quisiera despertar.

domingo, 31 de julio de 2011

Un café frío por favor.!

Hoy hace calor. Será que el calor me amuerma o quizás no a mi sino a mi propio interior, pero tras varios días de alegría incontenida hoy ha amanecido un día igualmente caluroso y soleado. Los primeros rayos del alba entraban a raudales por mi ventana, tímidamente por las ranuras de las persianas. Al abrir los ojos algo en mi era distinto.Hoy me siento...no sé bien como definirme cuando no siento nada.

Hay días que siento que lo que me rodea es absurdo y otros días que me levanto feliz sin ningún motivo.
Hoy mi alma tiene hambre y no sé que darle de comer, no sé si ofrecerle algo frío para que supere esos SECRETOS que hace días me queman.Espero que esta sensación que hoy me abruma, se valla EN cuestión de horas.

Dentro de una rato, cogeré aire, andaré hasta la pequeña cafetería del centro, me tomaré un café con hielo y dejaré que el frío y los pensamientos positivos me atrapen. Seguramente sea eso lo que necesite. Sentarme junto a un taco de SERVILLETAS DE PAPEL y escuchar el agradable sonido de la gente paseando por la ciudad en un caluroso domingo.

¿Seguramente sea eso lo que necesite?
En realidad necesito que sea así. Ya va siendo hora de actuar y no dejar que la vida pase sin más. Que hay que estar para lo bueno y para lo malo.